El gobierno en general y fundamentalmente su orientador táctico, Néstor Kirchner, el que emulando a Mao Tse Tung (1) (es quien sin ostentar cargo oficial alguno, indirectamente toma las decisiones en Argentina), en ningún tramo del diferendo mostraron predisposición concreta para dialogar en serio y, mucho menos para dar marcha atrás, pese a que los errores de la resolución 125 son tan grandes como el abuso de la alícuota..
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