Contrastan con el monocultivo debido a un mejor manejo del suelo y balance de nutrientes. Además, se logra una mayor calidad de granos cuando se aplican fertilizantes en campañas sucesivas.
POR: SANTIAGO E. ZAGAGLIA 6 MAYO, 2024
(SLT-FAUBA) En los últimos 20 años, el monocultivo de soja dominó el paisaje argentino. Si bien entregó altos márgenes económicos, redujo los nutrientes del suelo y la proteína en los granos. En este marco, un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) evaluó diferentes rotaciones en la Región Pampeana y halló que las secuencias de cultivos más intensivas y diversas conservan más carbono e incrementan el rendimiento de cultivos de soja en hasta 700 kg por hectárea. A su vez, con altas dosis de fertilizante en campañas previas aumentan el contenido proteico de las semillas.
“Desde hace dos décadas, en la zona agrícola núcleo reinó el monocultivo de soja por sus buenos retornos, pero provocó una pérdida de carbono en los suelos y en la calidad de las semillas”, afirmó José Andrade, docente de la cátedra de Cerealicultura de la FAUBA.
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