Los países constituidos no arrancan de cero ante cada cambio de gobierno. Existe una continuidad histórica, cultural, institucional, económica y social. La Argentina no escapa a esta verdad.
Sin embargo, la sociedad argentina es tan cambiante y errante que es difícil de entender por que repitió los mismos errores por décadas cuando los resultados eran contrarios a sus necesi dades e intereses: más pobreza, más inseguridad, más corrupción. Vocación suicida o afición sentimental con aspiraciones de mejoras que nunca se concretan.
Se conoce cuál es la situación actual. Una cruda realidad a la que se llega luego de tropiezos y permanentes frustraciones. Una clase política, dirigente, empresarial y de opinión que no ha sabido comportarse ni influir suficientemente para provocar cambios y modificar actitudes.
Esto en todos los ámbitos de la sociedad. Repetir los mismos errores es la mejor prueba de los resultados alcanzados.