Parece sacado de una película o libro de ciencia ficción. Pero no lo es. Y es que la bóveda del Fin del Mundo es una realidad.
Para que tengas una idea está ubicada en una isla remota al norte de Noruega, a 1300 kilómetros del Polo Norte, en el archipiélago de Svalbard. Este entorno frío y aislado la convierte en un sitio ideal para su propósito.
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