El algarrobo ha demostrado ser una de las especies de árboles nativos más importantes del país, no solo por su extensión territorial sino por los servicios ecosistémicos que provee.
Estos van desde la madera maciza de calidad para mueblería y artesanías; la madera para combustible como leña y carbón; los frutos para el consumo humano y para el ganado; el néctar y polen de sus flores para la actividad apícola; la asimilación del nitrógeno del aire a través de su asociación con bacterias del género Rhizobium, hasta su uso como parte del componente arbóreo de sistema silvopastoriles y de acciones de restauración ecológicas de áreas degradadas, entre tantos otros.
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