Al hacerse cargo de la empresa familiar, una productora porteña hizo números y reorganizó sus campos en distintas provincias. Trajo las vacas a Buenos Aires, implantó pasturas, ajustó el servicio, aumentó la preñez al 93-95% y hoy engorda 400 novillos/año a 100 km de la capital, en la mitad de superficie. “La premisa es profesionalizar la ganadería sin desatender a la familia”, afirma la Lic. Alejandra Menoyo.
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